Mi niña Nala, mi sol, mi estrella más brillante. Fuiste la perrhija más buena que tendré lo se, con un corazón tan noble y grande literalmente que no te cabia en el pecho, y esa fue nuestra gran batalla de 104 días, días duros e intensos, pero bonitos a la vez. Gracias por cada momento vivido, por cada sueño cumplido y por cada aprendizaje que me dejaste.
Brilla fuerte en el cielo mi niña, cuidaros Pistachin y tu, y sobretodo, no me dejes nunca, guiarme en este mar de tristeza en el que estoy metida.
Nos volveremos a ver mi reina.
*La tristeza de una despedida forzada pesa mucha más por el amor que quedó pendiente de entregar*