Gracias por venir a este mundo y enseñarnos lo que realmente es el amor incondicional.
Fuiste un compañero alegre, noble y lleno de vida hasta el último momento.
Viviste una vida feliz, sin que te faltara nada, siempre con esa energía que contagiaba.
Nos diste tu todo sin pedir nada a cambio, y tu huella quedará para siempre en nosotros.
Para nosotros fuiste una parte de la vida.
Pero para ti, fuimos y seremos todo.
Y por eso te honraremos como merecés: con amor, con gratitud y con memoria.
Descansa en paz, pequeño gran amigo