La correa es un instrumento de seguridad. Su función principal, y yo diría casi única, es la de evitar que nuestro querido perro/a se meta en líos, no que el perro vaya por donde nosotros queremos. Debería ser como ese cable o cuerda de seguridad que llevan los escaladores: siempre presente, pero en raras ocasiones necesario. Visto así deberíamos salir a pasear siempre con el perro atado con la correa para evitar accidentes, y ésta debería hacer una forma de U, sin tensión. Ni el perro tira ni tiramos nosotros. Nunca. Es un proceso de negociación contínua donde se pactan los itinerarios y las paradas, en el que perro y propietario, atentos el uno al otro, disfrutan de su paseo.