Nuestra pequeña flor nos has dejado sin esperarlo y es como si nos hubiesen arrancado un pedacito de nuestro corazón. Eras nuestra otra mitad, ahora ya no podremos hacer los abrazos de tres, nos faltará el abrazo más cariñoso que nunca nos han podido dar.
Recuerdo el primer día que te tuve entre mis brazos y no querías bajarte, y el destino ha querido que en tu último día sea yo quien te tenga por última vez entre mis brazos. Durante estos ocho años cada día te he repetido lo mucho que te queremos y lo bonita que eres, y desde ayer que te tenemos nuevamente en casa te lo seguiremos diciendo cada día.
Te queremos y te querremos eternamente, algún día nos encontraremos. Un beso de papi y mami.