Fiona

2005 -
2021

Te vi por primera vez en un terreno vacío,
estabas junto a tus cachorros.
Te comencé a llevar comida todos los días.
Con el tiempo se creó un vínculo de confianza.
Comenzaste a moverme la cola.
Un día te subiste sobre mí, yo me asuste.
Tus patas me llegaban muy alto,
y te veías muy grade,
allí comprendí que querías cariño.
No importaba si hacia frio, calor o llovía.
Todos los días te iba a dejar tu comida y te llevaba agua.
No era la mejor marca, pero era lo que podía comprarte a mi corta edad.
Gracias a que te conocí logre superar la gran depresión que tenía
por la pérdida de mi mascota.
Nos cambiamos la vida mutuamente.
Con el tiempo conocí a más personas que te daban comida,
por lo que no me preocupé si algún día no alcanzaba a llevarte alimento.
Tu aspecto comenzó a cambiar, cuando te conocí parecía que tenías sarna.
Pero solo con el cariño y dedicación que te brinde te lograste curar.
Solo debías subir tus defensas para convertirte en un perro nuevo.
Tuviste varias camadas, algunas encontraron nuevo hogar
y otras tuvieron un triste final.
Es una pena cuantos perros no logran sobrevivir en la calle.
Fuiste esterilizada, me esperabas todos los días en un negocio.
Todos los días te saludaba y algunas veces me seguías hasta mi casa.
Un día te pusiste a pelear con otra perra y yo al intentar separarte me llego un mordisco.
No me dejaban tener más mascotas.
Perdiste tu hogar, vendieron el terreno en donde tenías una casa para dormir.
Construyeron una universidad.
No vi más a las otras personas que te alimentaban.
Solo había una persona que te seguía cuidando conmigo.
Un día te encontré herida, no sabía que te había pasado.
No eras mi perra oficialmente, sin embargo, me dolía verte herida.
Que podía hacer si yo no tenía dinero.
Me encontré con la otra persona que te cuidaba y le mostré como estabas.
Resulto que vivíamos cerca por lo que ella te llevo al veterinario y te cuido mientras te recuperabas.
Volviste a la calle, ella tampoco podía hacerse cargo de ti.
Un día llovía muy fuerte y mi vecina te dejo pasar la noche en su casa.
No podía hacerse cargo de ti y le daba pena verte afuera en el frio.
Te comencé a poner trajes que compraba en una tienda.
Seguíamos en invierno, y continuaban las lluvias.
Al fin me dejaron quedarme contigo.
Te abrí la puerta y te adopté oficialmente.
Te llevaste muy bien con el otro perro.
Jugaban juntos.
Te di tu primer baño, con la manguera.
No te gustaba el agua helada por lo que saliste corriendo.
Te bañe con agua temperada y te dejaste.
Te saliste de la tina en el patio y termine enjuagándote afuera.
Secarte fue un desafío, no te gustaba el secador,
Solo podía utilizar la toalla.
Habías quedado muy limpia.
Te brillaba el pelo, pero no te duraba mucho.
Ya no tenías pulgas, y comenzaste a cuidar la casa.
De inmediato aceptaste a la gata que también vivía con nosotros.
Te gustaba hacer hoyos y esconder los huesos.
Comenzaste a cazar pájaros y también los enterrabas.
Cada vez que te servía la comida te la devorabas.
Comenzante a dormir en mi casa debajo de un arbusto
Te hice un refugio con una casa de cartón
Esa sería tu casa por un tiempo.
Hasta que al fin te compramos una casa nueva.
Te trajeron una muy pequeña por lo que hubo que cambiarla.
Ahora oficialmente eras querida por todos.
Cada vez que salía de casa tu querías acompañarme.
Un día fui a comprar al supermercado, para ello había que
cruzar una pasarela.
Tú le tenías mucho miedo, por lo que no me acompañabas
hasta allá y te devolvías a casa.
Un día decidiste enfrentar tus miedos y me seguiste,
a pesar de que le tenías miedo y llorabas decidiste cruzar la pasarela.
Al salir del supermercado ya no estabas afuera,
deduje que te habías devuelto a casa,
pero al llegar a ella tu no estabas allí.
Pregunte por ti y nadie te había visto.
Sentí mucho miedo al ver que no habías regresado a casa.
No sabía dónde buscarte, hasta que escuche tu nombre,
Allí supe que habías regresado.
Nunca más te dejare pasear sola te dije.
Me habías echo pasar un gran susto y una gran angustia.
Pensé que no te vería nunca más.
Salimos de paseo, al cerro.
Fue una nueva experiencia.
Cuando salimos a la plaza, te encontraste con un amigo perro.
Al verlo te pusiste muy feliz le novias la cola y saltabas.
Él también te movía la cola y jugaban juntos.
Era un perro negro que estuvo en la calle igual que tú.
Y fue adoptado, el cambio fue radical.
Con eso me di cuenta de que a veces un poco de cariño y buenos cuidados
cambia significativamente la vida de un animal
Con el tiempo comenzaste a envejecer
Pero seguías siendo una perra muy saludable.
Cuando llegaba el invierno, te dolían las patas y
te costaba caminar.
Te compre pastillas para mejorar tus articulaciones y
disminuir tu dolor.
De a poco volviste a saltar y correr.
Tenías mucha energía.
Tu parte favorita del día es cuando te
damos de comer.
A mi sobrina le gusta saludarte,
Y a ti te gusta lengüetearle.
Te ha salido un tumor.
Te hicimos exámenes para ver que tenías.
Resulto ser un linfoma, dijeron que no me preocupara.
Tus exámenes de sangre salieron normales.
Pensé que estabas sana.
En año nuevo te asustaste mucho por el ruido.
Yo esta allí contigo acompañándote.
Dejaste de tener apetito.
Y dejaste de ladrar.
Comenzaste a tener problemas para respirar.
Te llevamos al veterinario.
Quedaste hospitalizada.
Rogué por que no fuera nada malo.
Lamentablemente si lo fue.
Te encontraron mal la respiración.
Te hicieron exámenes.
Te diagnosticaron edema pulmonar.
Además de encontrarte tumores.
Te di todo el cariño que pude.
No eras solo una mascota.
Eras parte de esta familia.
Ya no sufrirás.
Ahora descansas.
Tu aventura conmigo ha terminado.
Siempre te recordare.
Como la perra que me devolvió la vida.
La que me esperaba todos los días en el negocio,
Cuando salía del colegio
La que saltaba cada vez que veía comida
La que se tiraba encima con tanto entusiasmo,
Que me dejabas marcada las garras
La que jugaba con otros perros,
La que perseguía a los gatos,
Pero jamás les hizo daño
La que movía la cola siempre
La que me acompaño al cerro.
La que hacia hoyos en el jardín.
La que enterraba los huesos.
La que rompía las camas al acomodarse.
La que me abrazaba y langüeteaba.
La que buscaba caricias en la guatita
Y la que no necesitaba correa para salir de paseo.
Aunque había días que no obedecías.
La mayor parte del tiempo eras la más obediente,
La mas inteligente y la más regalona.
Tu vacío siempre se sentirá en casa

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