Hoy te has ido, y el corazón se nos ha quedado un poco más vacío. Gracias por cada día que compartiste con nosotros , por tu mirada limpia, por tu compañía silenciosa pero llena de amor, y por todas esas pequeñas cosas que hacían que la vida fuera más bonita solo porque tú estabas.
Fuiste alegría, refugio y familia. Te llevas un pedacito de nosotros, pero también nos dejas recuerdos que nunca se borrarán. Ojalá donde estés ahora corras libre, sin dolor, con esa energía que siempre te caracterizó.
Gracias por haber sido parte de nuestras vidas, Lara.
No es un adiós… es un “hasta que volvamos a encontrarnos”.

