Para Lulú:
Es muy duro escribir estas palabras, las lágrimas no me dejan ver la pantalla. Fuiste mi mejor amiga, en los nuevos y en los malos momentos. Me distes 10 años de mucha felicidad y nunca te quejaste por nada. Desde cachorro, cuando te tuve en mis manos, eras una frágil llama que cálidamente se acurrucaba en mi almohada. Te volviste adulta y seguías igual de fuerte y alegre. Superarte el ataque de perros enormes, no te rendiste ante la enfermedad de Addison, luchaste como una campeona. Nos distes una de las mayores alegrías al dar a luz a Yuki y ambas fueron la alegría de esta casa. Pero hoy 10/09/18, como dice el dicho “a la tercera va la vencida”, distes tus últimos alientos y aunque no nos pudimos despedir, seguiste agitando con dificultad tu colita mientras llegábamos al hospital. No se pudo hacer nada. “Quiste ovárico” es el nombre de aquel que arranco del seno de esta familia a uno de los más preciados miembros. Dime Lulú, como superaré tu perdida, como esperes que me levante por las mañanas sin ver tu preciosa cara, pero sobretodo como le explicaré a Yuki que ya no volverás más con ella, a pasear, a comer, a jugar…

Cuantos recuerdos, cuantos recuerdos dejas atrás… El ruidito de tus patas al caminar por el pasillo, tus siestas al sol en el balcón, el tenerte siempre a los pies mientras comíamos, darte la pastillas, tu chulería al caminar, las enormes piedras que traias al dar los paseos, montones de recuerdos alegres en la playa, en Galicia, en el parque… Pero ahora el único en mi mente es el de cuerpecito en aquella sala del veterinario, tú yacías tumbada de lado, parecías dormida, parecía que en cualquier momento fueras a despertar, pero estabas fría y la cruda realidad me abre los ojos sé que no podrás volver, sé que ya no volveremos a pasear juntas, pero siempre mantendré los recuerdos felices donde tú y yo disfrutábamos de los pequeños momentos.

Te tendremos siempre en nuestros corazones.

Descansa en paz Lulú, porque siempre te querremos estés donde estés.