Tan pequeña y el enorme vacío que has dejado…
Tan gruñona y ahora resulta que añoro tus gruñidos… Y Alex aún más.
Nina, Minina, Mininita, no merecías esta partida, merecías todo el amor que te hemos dado estos años, como el que tú nos dabas. Siempre agradecida, siempre vivaracha… Dominante, poniendo a raya a tus hermanos perrunos, aunque ellos sean 30 y pico kilos más pesados que tú.
Tenías vitalidad para dar y tomar. Te has ido muy pronto, demasiado.
Nos dejas con una profunda tristeza, esta partida repentina no podemos asimilarla fácilmente.
Llegaste haciéndote notar con aquel mordisquito en la nariz de Alex.
Entraste por la puerta grande en nuestros corazones, y de ahí jamás te irás.
Te echamos de menos profundamente, nos haces falta en el sofá, en la cama, en el coche… Faltas tú.
Te queremos Nina, gracias por darnos tanto.