Aún recuerdo la primera vez que te vi. Tan pequeña, tan llena de vida. Solo corrías de un lado para otro y mordías todo aquella a lo que tus dientes llegaban. Desde entonces han pasado 11 años. 11 años en los que nos has ofrecido tanto. Nos robaste el corazón desde el primer día. Siempre tan cariñosa y noble. Siempre tan paciente con nuestros hijos. No cámbiate en nada cuando ellos llegaron y nos regálate momentos inolviables junto a ellos. Ellos tampoco te olvidarán nunca. Fuiste como un hermana más para ellos. El destino quiso que te fueras el 23 de agosto de 2018. Cuatro días antes de tu cumpleaños. Ibas a cumplir 11 años. Tu corazón se apagó. Ese gran corazón que dio su último latido una mañana de agosto. Un espíritu joven con muchas ganas de vivir dentro de un cuerpecito al que yo no le quedaban más fuerzas para seguir adelante. Ojalá pudiese regresar a ese último momento en el que te vi con vida y estirarlo para que durase mil momentos para poder decirte una vez más cuanto te quiero. Descansa en Paz, Xuka. Mi amiga fiel.